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La sociedad de la información es parte del espacio público dónde en forma instantánea puede accederse a contenidos en las más diversas formas y desde cualquier punto de acceso.
Dentro de la sociedad de la información, el concepto de contenidos pertenece a la oferta de bienes y servicios en infraestructuras accedidos por usuarios. Los contenidos pueden ser intercambios de bienes y productos tangibles o intangibles, servicios o infomediación tales como portales, buscadores, comunidades, foros, etc.; en cierta forma podemos denominar este proceso de intercambios de contenidos como el capitalismo de la información (Castells, 1997).
Internet es parte importante de la sociedad de la información y por sus características tecnológicas y funcionales conforma un canal de información, desde el cual se accede e intercambia una multiplicidad de contenidos.
La multiplicidad de contenidos es inherente a este canal, y teniendo en cuenta que los buscadores más potentes de la web indexan sólo un pequeña porción de los contenidos existentes, podríamos decir, que hay tantos contenidos en internet como neuronas en el sistema nervioso (por ejemplo: el buscador Google indexa en la actualidad 3.000 millones de páginas web).
La proliferación diaria exponencial de contenidos para internet excede cualquier tipo de proyección que se haya realizado. Hasta enero de 2003 se contabilizaba en el mundo entero 171 millones de dominios; cabe aclarar que la cantidad de dominios no refleja la cantidad de contenidos publicados, pero podemos inferior indirectamente el volumen con el cual internet se maneja.
Una simple reflexión es pensar en pos de los interrogantes más obvios “para quién” y “por quién” es creado este universo de contenidos. Éste hecho protagónico de producir contenidos para la web y dejarlos a disposición de los públicos con lo cual las empresas interactúan es cotidiano.
Las propias rutinas de producción de contenidos para el público son abordadas desde el supuesto de la interpretación del mismo y no del profundo conocimiento de sus necesidades o marco referencial. Esta miopía instrumental genera una ficción en la propuesta de comunicación on line. De esta forma, la cosmovisión de los equipos de comunicación on line condiciona el tipo de producciones.
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